- Área: 300 m²
- Año: 2017
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Fotografías:Adrià Goula
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Proveedores: Cortizo, Prefabricados planas, SANTOS
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Entre una serie de construcciones, blancas, deudoras de la modernidad, la casa aparece casi como un recuerdo del clasicismo nórdico. Una cierta remembranza, plausible, de Asplund o de Lewerentz. Así, un pórtico de hormigón, desnudo, legible como una columnata in antis, casi una ruina, se abre al cielo.
Detrás, un enlistonado de madera. Lateral al presumible eje definido por el pórtico principal, el visitante ocasional ha de cruzar por un balcón un primer patio, construido como un vacío estereotómico. Allí se encuentra una simple puerta.
Una vez abierta esta, se descubre el asunto. De repente, la secuencia pórtico, porche, patio, estar, patio, pórtico, paisaje se revela a los ojos del visitante. Sobre un eje en apariencia estático, danza la vida.
Algunas aperturas en los muros laterales revelan los patios privados que flanquean el eje principal. Esas visiones diagonales extienden la apropiación del paisaje a través de las caras de la estereotomía principal.
El espacio, rico, se cierra mediante materiales austeros. Simples muros revocados, techos de hormigón encofrado en tableros, y un terrazo pecoso se extienden en el interior y el exterior, incrustándose uno en otro. Como es propio de la modernidad, unos simples elementos vítreos envuelven los espacios entre planos. Y, en ocasiones, las ventanas en las paredes también se cierran.
Los techos de hormigón visto, enmarcados entre diafragmas, evitan el posible solipsismo espacial de la blancura. Su textura, revela una construcción honrada, de ebanista cuidadoso, en la noble humildad de su encofrado de tablero estándar, económico.
La estereotomía abstracta de la casa es adaptada al lugar, al programa y a su tiempo, aunque aspira a pertenecer a la intemporal disciplina de la arquitectura. Y fue proyectada en perpetua deuda con inesperado y apreciado maestro, aún en la distancia.